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En estos últimos años he aprendido muchas cosas. Cosas que he ido compartiendo tanto en nuestras formaciones en empresas, como en charlas con amigos, como en sesiones de coaching, e incluso en nuestro blog como, por ejemplo, cómo nuestros pensamientos determinan nuestro futuro, cómo aceptar las cosas que no podemos cambiar, cómo reconocer las creencias que nos impulsan y las que nos limitan y cómo, a través de nuestros pensamientos, podemos dominarlos, y por último, la mirada apreciativa, de todo y de quienes nos rodean. Como decimos en coaching, con qué gafas quieres ver el mundo. Pues el mundo no es en sí mismo, sino como uno lo percibe. Pero si tengo que decir una sola cosa, la más importante de todas las que he aprendido, sería que “tengo el mejor trabajo del mundo”.
Si, el mejor trabajo del mundo es cuidar, educar y estar con mis tres hijos. Y mientras hacía esto, en mi tiempo libre, he trabajado más de veinte años en un banco, dos años en una consultora, he estudiado finanzas, turismo (aunque no lo he acabado), inglés y alemán, un par de meses de violín (lo dejé porque es demasiado difícil y requiere mucha dedicación), he hecho bastante deporte y más recientemente, he estudiado management y coaching ejecutivo y finalmente, hace 5 años, he creado, junto con mis socios, una empresa de desarrollo en habilidades y competencias llamada Afincoach, y que cada vez es más conocida. Y me siento muy orgullosa.
Pero, habiendo llegado a este punto, y mirando en mi interior, me he dado cuenta de que tenía que redefinir, qué es éxito para mí. Pues bien, éxito no es lo que he hecho, ni conseguido, ni lo que tengo, si no lo que soy. Y lo primero que soy, antes de aprendiz y de profesional es, madre.
Una de mis frases favoritas más recientes, pues cada cierto tiempo voy eligiendo una que me acompaña es:
“Cuando comprendí que lo único que te llevas de este mundo es lo que vives, empecé a vivir lo que me quiero llevar”. Vivir experiencias, vivir momentos, ver crecer a mis hijos, escuchándolos y aconsejándolos también; vivir el placer en mi trabajo y vivir compartiendo todo esto con la familia, los amigos y nuestros clientes.
Ahora sé que he cumplido. Siento que he culminado toda la pirámide de Maslow. Y esto es realmente mi ÉXITO:
Os invito a que veáis este anuncio y reflexionéis sobre cómo distribuimos nuestro tiempo y si realmente somos conscientes, de que, ya no está de moda decir “no tengo tiempo”, “tengo mucho trabajo” “estoy lleno de reuniones”, “salgo tardísimo del trabajo, “… la vida es mucho más que trabajar muchas horas.
Si lo verdaderamente importante en la vida son las personas que amamos, ¿dónde, cómo y con qué estás invirtiendo tu tiempo finito?.
FELIZ AÑO NUEVO 2019.
Es un momento maravilloso para replantearse qué estamos haciendo con nuestra vida.