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«CUANDO NADA ES SEGURO, TODO ES POSIBLE»
Definen la incertidumbre como la falta de certeza; falta de seguridad o confianza en lo que va a pasar en el futuro. En muchos casos se relaciona esta incertidumbre con el miedo y la inquietud.
Cuando tengo establecido un orden y una serie de acciones sucesivas, cuando considero que TODO será estático y permanente hasta el fin de los tiempos, cualquier cambio en ésto me va a provocar incertidumbre, ya que las cosas no ocurrirán según tenía pensado, y controlado. Y esto me provocará miedo: «¿Qué va a pasar? ¿qué tengo que hacer ahora? ¿Cómo se hacen las cosas a partir de hoy?…». Esta actitud me sitúa en una posición de exposición, de debilidad ante lo que haya de ocurrir, ya que las emociones que sentiré en esos momentos serán negativas (miedo, presión, duda, desconocimiento, desconfianza de quien me rodea o de lo que haya de ocurrir), nada de lo que esté ocurriendo estará bajo mi control, ni podré hacer nada por evitarlo o cambiarlo.
Pero se da la circunstancia de que hoy en día más que nunca, nos movemos en un entorno cambiante constantemente, en el que nada es seguro y mucho menos fijo en base a lo calculado años antes.
Ante ésto, ¿cómo voy a posicionarme?¿Cómo decido enfrentarme a estas situaciones?
Seguro que quien lee ésto, se puede identificar si concretamos con algún pequeño ejemplo:
acaban de comprar mi empresa;
recientemente han reeestructurado la compañía;
el sector X, tan estable hasta la fecha, empieza a tener decrecimientos anuales a pesar de que hemos estado trabajando en aquello que antes siempre funcionó;
quiero dar un cambio en mi trayectoria profesional y emprender un proyecto de forma independiente, en una área nueva en la que no tengo tanto expertise, ¿estaré acertando con esta decisión?;
me enfrento a un cambio personal (de forma voluntaria o no) que supone un giro considerable en lo que era mi vida hasta hoy
Y con todo lo anterior me pregunto ¿qué va a pasar a partir de ahora?
Pues bien, es aquí donde mi incertidumbre puede apoderarse de mí, llevándome a la parálisis, o al agobio por esa espera «eterna» en la que no consigo encontrar las respuestas que esperaba, y el medio para volver cuando antes a lo que yo tenía, a lo que controlaba y conocía, y que me llevaba al objetivo que yo tenía por el camino recto más cómodo.
Pero como decía, hoy en día hemos de aprender a convivir con la incertidumbre, y porqué no, a sacar provecho de ella. Si acepto lo que está ocurriendo, y desde ahí aprendo a gestionar MI incertidumbre, quizá pueda entender, y ver el lado beneficioso de ello; es posible que llegue a ampliar las herramientas de las que dispongo, con el fin de avanzar hacia mi meta por caminos inesperados y que incluso me aporten algo aunque me pueda parecer inverosimil en un inicio.
Si las preguntas que me hago, en lugar de las anteriores, son ¿Qué voy a hacer yo en esta situación?¿Cómo quiero que vayan sucediendo los acontecimientos?¿Qué puedo aprender de esta situación que estoy viviendo?, con toda seguridad mi posición cambia: empiezo a liderar mi propia vida y el momento en el que estoy, y mi actitud será otra mucho más retadora. Por tanto, lo mejor para nosotros será sacar ventaja y aprender a gestionar estos momentos de incertidumbre. ¿Cómo crees que puedes hacerlo tú?
«No tengo estilo, por eso sigo explorando y trato de renovarme cada día. No tengo certezas y mi alimento es la incertidumbre (Antonio Ibáñez)»